LACERACIONES RECTOVAGINALES

LACERACIONES RECTOVAGINALES
5 julio, 2023 MC Veterinaria

En el post de cirugía de hoy tratamos las laceraciones rectovaginales. Os dejamos varios tips sobre un caso clínico interesante, donde se ha realizado una reparación quirúrgica de una laceración rectovaginal de tercer grado.

¿Qué son las laceraciones rectovaginales?
Son lesiones que provocan la pérdida de la integridad de los tejidos situados entre el recto y el vestíbulo vaginal.

¿Dónde suelen localizarse?
En la zona craneal de la vagina, cercanas al cérvix. Según la localización y la profundidad, pueden incluso afectar a la cavidad abdominal y producir eventración.

Factores predisponentes y causas: 
• Anormalidades en la conformación: ano hundido o un menor desarrollo vulvar.
• Secundarias a traumas asociados al parto o al momento de la monta, sobre todo en yeguas pequeñas con sementales grandes.
• Yeguas que han recibido intervenciones quirúrgicas perineales previas, como el Caslick.
• Distocias, fetos de gran tamaño y partos dificultosos. El casco del potro se queda encajado en la unión vestíbulo vaginal, y la presión abdominal de la yegua durante la fase de contracción provoca que el casco del potro desgarre el techo del vestíbulo.

¿Cuántos tipos hay?
Dependiendo del daño producido, las laceraciones pueden clasificarse en 3 grados:
– Primer grado: existe afección de la mucosa del vestíbulo y de la piel de la vulva.
– Segundo grado: la laceración afecta a la mucosa y submucosa y a la musculatura del
cuerpo perineal y al músculo constrictor de la vulva, sin dañar el esfínter o el recto.
– Tercer grado: laceración completa, donde existe comunicación completa del recto con
la vagina.

Diagnóstico:
Una historia clínica de trauma previo, mala conformación perianal junto a signos de exudado vulvar y adelgazamiento crónico debe alertarnos sobre esta patología.
El diagnóstico debe realizarse mediante inspección visual y palpación del vestíbulo, vagina y cérvix para determinar la integridad de las diferentes estructuras anatómicas que componen la parte caudal del tracto reproductivo.

Tratamiento.
Dependiendo de la severidad de la lesión y de las estructuras dañadas, estas lesiones se abordarán de una u otra forma, requiriendo o no de tratamiento quirúrgico, para restablecer la función anatómica correcta y conservar la fertilidad de nuestras yeguas.

Las laceraciones de primer grado no suelen requerir intervención quirúrgica, las de segundo grado precisan de una reparación quirúrgica mediante Caslick y todas las laceraciones de tercer grado requieren de tratamiento quirúrgico. La reconstrucción en fases agudas no se recomienda debido a que el tejido se muestra edematoso e inflamado, siendo no viable. Su reparación se lleva a cabo a las 3-4 semanas. Durante ese tiempo, es importante la cura y limpieza del defecto, para minimizar la contaminación y evitar las piometras asociadas. Además, se debe cambiar la pauta de alimentación para conseguir una consistencia blanda de las heces, minimizando así el riesgo de dehiscencia de sutura en el período postquirúrgico. El uso de antibióticos de amplio espectro está indicado tanto previo a la cirugía como posterior a esta.

Para este caso, la técnica se realizó en standing, bajo sedación intravenosa, y anestesia locoregional mediante la realización de epidural con lidocaína y xilacina. La zona quirúrigica, el perineo y las nalgas, se prepararon y desinfectaron con solución antiséptica. A continuación, con ayuda de retractores específicos, se expuso la zona de la laceración; zona en la cual se lleva a cabo disección roma, para así minimizar tensión de los bordes y mejorar la aposición. La reparación tuvo lugar en un sola fase, mediante un patrón de sutura en 6 puntos con material absorbible, hasta llegar al cuerpo perineal. Por último, se cerró la piel de los labios vulvares mediante Caslick.