Cuidados de la yegua en el parto

Cuidados de la yegua en el parto
26 febrero, 2016 MC Veterinaria

Para asegurar la supervivencia de cualquier potro neonato y minimizar los riesgos para la yegua durante el parto, es beneficioso saber identificar de forma oportuna la presencia de dificultades.

Los factores que desencadenan y estimulan el parto son: factores físicos principalmente debido al tamaño fetal, factores metabólicos debido a la limitada capacidad de la placenta y su progresivo envejecimiento, y los factores o eventos hormonales que se van desarrollando de origen fetal y placentario. Además, es indispensable que el ambiente alrededor de la yegua sea lo suficientemente tranquilo y seguro para que se inicie el parto.

Cuando la yegua está lista para parir se producen cambios fisiológicos que ayudan a prever la proximidad al parto. Uno de los primeros cambios que se observan es el comienzo de la actividad de la ubre, aproximadamente un mes antes del parto. El aumento de tamaño de la ubre, la elongación de los pezones y la secreción de calostro que forma las denominadas “velas” o “perlas” con aspecto espeso y blanquecino en la punta de los pezones, puede llegar a observarse tan solo unos días antes del parto. Aunque, las yeguas primíparas pueden parir con un mínimo desarrollo mamario y sin la presencia de calostro en la ubre.

Otro signo fácil de observar que indica la proximidad del parto es la flacidez y elongación de la vulva que tendrá un aspecto edematoso.

Durante los últimos días de gestación los ligamentos pélvicos se relajan y el potro se coloca en posición. El perfil de la yegua vista desde atrás cambia de poco profundo y ancho, a profundo y algo más estrecho.

La yegua se muestra intranquila y se aísla del resto de caballos. La mayoría de los partos ocurren por la noche o de madrugada, es por esto que, cuando los signos fisiológicos se hacen evidentes se debe colocar a la madre en una cuadra con abundante cama limpia y seca donde se encuentre tranquila y segura.

El parto es una situación compleja de eventos fisiológicos que ocurren de forma básica en tres etapas:

1. Inicio de las contracciones uterinas y dilatación del cérvix.

2. Expulsión del feto.

3. Expulsión de las membranas placentarias.

Primera etapa: inicio de las contracciones uterinas y dilatación del cérvix.
El aumento de la presión uterina, debido al desarrollo de contracciones no coordinadas, empuja la placenta (saco corioalantaoideo) hacia el cérvix, y éste se dilata progresivamente. En este momento se puede observar en la yegua un comportamiento similar al de un cólico.

La yegua se muestra inquieta, mueve de forma nerviosa la cola, se mira los flancos, se tumba y se pone en pie repetidamente, se revuelca en el suelo, se estira para orinar y defecar, puede desarrollar sudoración e incluso, eliminar algo de calostro. El potro que de forma normal descansa sobre su dorso, comienza a girar a la vez que avanza hacia el canal del parto, con los miembros anteriores por delante y la cabeza apoyada entre ambas extremidades. Esta primera etapa del parto concluye con la ruptura de la placenta o saco coriolantoideo y la salida del líquido alantoideo de color amarillo pajizo (“romper aguas”).

Segunda etapa: expulsión del feto.
Se caracteriza por contracciones abdominales fuertes necesarias para la expulsión del potro. La mayoría de las yeguas asumen una posición en decúbito lateral cuando aumenta la intensidad de las contracciones. Alrededor de 5 minutos tras la ruptura de la placenta y la salida del líquido alantoideo se observa la aparición del saco amniótico de color azulado. Uno de los cascos del potro debe ser visible dentro del saco, y el otro normalmente lo sigue unos cuantos centímetros atrás. El saco amniótico comúnmente se rompe durante los esfuerzos de expulsión. El tiempo normal de un parto una vez la placenta (saco corioalantoideo o bolsa roja) se ha roto es de 20 a 30 minutos, aunque la yeguas primerizas suelen tardar algo más en expulsar el potro.

Tercera etapa: expulsión de la placenta.
La tercera etapa involucra la completa expulsión de las membranas fetales y suele durar de 30 minutos a 3 horas. Se debe llamar a un veterinario si la expulsión de la placenta se prolonga más allá de este tiempo, ya que la metritis y la laminitis son complicaciones posibles.

Desprendimiento prematura de la placenta.
En un desprendimiento prematuro de placenta, se observa la aparición de un saco de color rojo vivo (saco corioalantoideo o bolsa roja) a través de la vulva. En esta situación el aporte de oxígeno necesario para la supervivencia del potro es deficitario. Para evitar la muerte del potro es de vital importancia romper la bolsa roja y contactar con el veterinario lo antes posible. Tanto la madre como el potro precisarán de una evaluación física completa y un tratamiento médico urgente para evitar la aparición de patologías secundarias.

Distocias.

La incidencia de partos distócicos en la yegua varía del 1-4% dependiendo de la raza, siendo de mayor prevalencia en razas pesadas.

Aunque no es una patología frecuente, las distocias se consideran una emergencia obstétrica con consecuencias potencialmente fatales para el potro y para la yegua. La hipoxia o asfixia fetal asociada a los problemas distócicos es una de las causas más importantes de pérdidas reproductivas durante el periodo perinatal.

En caso de observar dificultades en cuanto al tiempo de expulsión del feto (20-30 min. desde la ruptura de la placenta y salida del líquido alantoideo) o anomalías en cuanto a la porción anatómica fetal observada a través de la vagina, es de extrema urgencia ponerse en contacto con el veterinario.

En un parto normal la placentao corioalantoides permanece adherido al útero hasta después de que el potro ha sido expulsado. Sin embargo, en partos distócicos o desprendimientos de placenta, este saco se separa del endometrio uterino privando al feto de oxígeno.