Dedicar unos minutos cuando terminas la sesión de entrenamiento a realizar una palpación de los tendones flexores y del dorso, puede reportar grandes beneficios.
Esta práctica nos puede ayudar a conocer su grado de reactividad y tolerancia, si presenta inflamación, calor o dolor. Asimismo, si lo hacemos con frecuencia, podremos ser capaces de detectar cambios cada vez más leves y de esta forma anticiparnos a la aparición de problemas más graves.
La prevención y el tratamiento temprano son aliados inestimables y, por supuesto, ante cualquier duda, consulta con tu veterinario.
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