La Piroplasmosis equina (EP) es una enfermedad endémica en nuestro país, que afecta a todas las especies de équidos, producida por dos agentes hemoprotozoarios, Babesia caballi y Theileria equi.
Proceso de transmisión de la piroplasmosis equina
La vía de transmisión de la piroplasmosis equina es a través de garrapatas del género Rhipicephalus, Dermacentor e Hyalomma, entre otros involucrados que actúan como vectores.
Los animales infestados son portadores de estos patógenos y sirven como fuente de infección a los vectores para la transmisión a otros hospedadores. Además, también se ha reportado su transmisión a través de factores mecánicos u iatrogénicos, incluso transplacentarios en la yegua gestante llegando a producir abortos. El periodo de incubación es de aproximadamente 12-19 días para T. equi y 10-30 días para B. caballi. (Reed et al, 2018)
Durante su ciclo de vida, ambos protozoos invaden el interior de los eritrocitos donde se multiplican, pudiendo llegar a producir una ruptura o lisis de los mismos (hemólisis), como consecuencia se produce una respuesta inflamatoria sistémica, con consecuente daño endotelial, aumento de la permeabilidad vascular, así como afectación a otros órganos.
Signos clínicos de la piroplasmosis equina
La aparición de los signos clínicos depende en gran medida de la fase en la que se encuentre de infección, pudiendo ser aguda, subaguda o crónica. Produce problemas en el sistema circulatorio, musculo-esquelético, abdominal y sistema nervioso, pudiendo aparecer fiebre, anemia, inapetencia, adelgazamiento, edemas, ictericia, hepatomegalia y / o esplenomegalia, cólico, incluso llegar a producir la muerte en algunos casos. También se ha reportado que puede producir abortos y muerte neonatal.
Diagnóstico de la piroplasmosis equina
Hay diferentes métodos diagnósticos, entre los cuales se encuentran:
– Microscópico. Es posible identificar los parásitos en el interior de los eritrocitos en fases agudas de la enfermedad, sin embargo, su identificación es compleja por lo que suelen aparecer muchos falsos negativos, ya que los niveles de parasitemia pueden ser bajos incluso en la fase aguda.
– Serología. Técnica con mayor senibilidad para diagnósticar en fases crónicas de la enfermedad. Se ha demostrado que los títulos de anticuerpos no tienen relación directa con el estado de parasitemia, por lo que un resultado negativo no descarta la infección del animal. (Wise et al, 2013)
– Molecular. / PCR: tienen una mayor sensibilidad y especificidad.
Tratamiento de la piroplasmosis equina
Existen fármacos eficaces para el control y la eliminación de la Piroplasmosis:
- La buparvaquona y el dipropionato de imidocarb son antiprotozooarios eficaces frente al control de la piroplasmosis equina, este último llegando incluso a la eliminación del estado portador del paciente. Sin embargo, ambos fármacos no están exentos de efectos secundarios como daño y /o necrosis muscular en el punto de inyección y/o producción de cólicos. (Wise et al, 2013).
- También está descrito el uso de tetraciclinas como la Oxitetraciclina para el tratamiento en fases tempranas frente a parásitos intracelulares como T. equi o A. phagocytophilume (Zobba et al,2008). En algunos casos es necesario el uso del tratamiento sintomático complementario, el cual tiene como objetivo reducir los signos clínicos como, la administración de fluidoterapia para mantener una correcta hidratación y diuresis, estimulantes hematopoyéticos, protectores hepáticos y terapia antiinflamatoria. Prevención.
Medidas de prevención
El éxito en la prevención de la piroplasmosis equina residen en un control adecuado de los vectores que la transmiten. Por ello desde Mc Veterniaria recomendamos adoptar medidas higiénico sanitarias como la vigilancia, limpieza y desinfección rutinaria de las instalaciones así como mantener buenas condiciones de higiene y realizar un uso adecuado de insecticidas y ectoparasiticidas en los équidos.
Bibliografía:
– L.Nicki Wise, P. Knowles Donald, & M.Rothschild Chantal. (2014). Piroplasmosis. In C.Sellon Debra, & T.Long Maureen (Eds.), Equine infectious diseases (pp. 467-474) Elsevier.
– M.Reed Stephen, M.Bayly Warwick, & C.Sellon Debra. (2018). Equine internal medicine (Fourth ed.) (pp. 1008-1009) Elsevier.
– Onyiche, T. E., Suganuma, K., Igarashi, I., Yokoyama, N., Xuan, X., & Thekisoe, O. (2019). A review on equine piroplasmosis: Epidemiology, vector ecology, risk factors, host immunity, diagnosis and control MDPI AG. doi:10.3390/ijerph16101736 – Rothschild, C. M. (2013). Equine piroplasmosis Elsevier BV. doi:10.1016/j.jevs.2013.03.189
– Wise, L. N., Kappmeyer, L. S., Mealey, R. H., & Knowles, D. P. (2013). Review of equine piroplasmosis Wiley. doi:10.1111/jvim.12168.
– Zobba, R., Ardu, M., Niccolini, S., Chessa, B., Manna, L., Cocco, R., et al. (2008). Clinical and laboratory findings in equine piroplasmosis Elsevier BV. doi:10.1016/j.jevs.2008.03.005