El ozono es una variedad alotrópica del O2 que en condiciones normales se presenta en forma gaseosa. El ozono que empleamos de forma medicinal se obtiene mediante un generador médico, a través de electricidad y oxígeno.
Las vías de administración y protocolos de tratamiento varían en función de la enfermedad a tratar. Hoy nos hemos propuesto, hacer una breve reflexión sobre los resultados que hemos obtenido con esta terapia en los últimos 10 años, en pacientes que padecían patología degenerativa articular.
¿Por qué decidimos incorporar esta terapia a nuestro abanico de servicios y/o tratamientos?
Desde el año 2005, una de las veterinarias de MC veterinaria, comenzó a familiarizarse con esta terapia en el mundo del caballo deporte. Dejando al margen el uso del ozono como terapia que aumentaba el rendimiento deportivo de forma indiscutible, en esos años, los veterinarios, por extrapolación de medicina humana, comenzaron a adquirir protocolos de humana en patología articular con el fin de conseguir analgesia y efecto antiinflamatorio, al igual que las infiltraciones de cortocoides que tan frecuentes eran en nuestros pacientes. Pero con dos diferencias importantes: esta terapia no provocaba daños colaterales en el cartílago articular y tampoco era rastreable en los controles de dopping. Se extendió, por tanto, en disciplinas de salto, doma y por supuesto en los caballos de carreras PSI. Disciplinas donde la aparición de sintomatología por patología articular de forma inesperada podían tirar por tierra el trabajo de meses, máxime, si la opción de tratamiento era la convencional con los inconvenientes ya comentados.
Pero como todas las terapias incipientes, hubo quien no se preocupó de formarse de una forma correcta para poder obtener los mejores resultados posibles. Es por ello, que cuando se habla de tratamiento con ozono a nivel locomotor, podemos escuchar experiencias y resultados muy dispares. Nuestro equipo tuvo la posibilidad de dedicar 3 años a la investigación sobre este nuevo tratamiento. Y es por ello por lo que ha día hoy, podemos echar la vista atrás y hacer una valoración de los resultados obtenido en estos casi 15 años de trabajo con ozono, respaldado por protocolos extraídos de la investigación y de la formación y no de la mera prueba ensayo-error.
¿Qué hemos observado estos años?
En nuestra experiencia, hemos observado que existe un potente efecto analgésico que aparece entre las 12 y 24 horas de la administración. Siempre que exista un grado de EDA/Osteoartrosis moderada, es decir con ligeros cambios radiográficos.
En casos donde la degeneración se encuentra muy avanzada, creemos que la combinación del ozono con el uso de corticoides puede ser mas efectiva. Pero cabe reseñar que nos hemos encontrado con pacientes que han llegado a nuestras manos después de años de seguimiento veterinario con tratamiento convencional, donde las terapias empleadas hasta el momento ya no hacían ningún tipo de efecto posiblemente por desensibilización de receptores, y después de una sola infiltración con ozono la mejoría fue más que reseñable.
Respecto a la diferencia de resultados en función de la localización, hemos observado que se obtienen mejores resultados en articulaciones con alta movilidad, Interfalángica distal (corona), Metacarpo faláginca (menudillo), Tarso crural (corvejón), Femorotibiorotuliana (Babilla). Teniendo siempre en cuenta que es importante emplear volúmenes acordes al espacio articular, dado que el exceso de presión puede producir molestia temporal.
Un factor determinante en el éxito de la terapia es el empleo de dosis adecuadas, ajustadas por un profesional familiarizado con el uso de ozono, de lo contrario, puede llevar a producir inflamación del cartílago articular por efectos citotóxicos.
Conclusiones
Comparando los resultados obtenidos con los que se obtienen en medicina humana, o con los resultados de tratamiento únicamente con corticoides cabe destacar:
Cuando hablamos de tratamientos con cortocicoides en caballos, estamos acostumbrados a infiltrar una articulación y no repetir el tratamiento antes de los 5-6 meses o incluso el año, en función de la articulación afectada, grado de lesión y cronicidad del proceso. Es decir, la distancia inicial entre tratamientos suele ser larga, hasta que la articulación llega a presentar tal grado de degeneración por la progresión de la enfermedad, agravada por los efectos nocivos de los corticoides, que se hacen precisos tratamientos cada vez más frecuentes hasta que se hace inviable continuar con el paciente.
Sin embargo, en una gran mayoría de los pacientes tratados con ozono intraarticular, observamos que el mayor efecto analgésico se consigue de forma mas inmediata que con el uso de corticoesteroides y generalmente la duración del efecto es mayor, permitiéndonos distanciar más las infiltraciones. Si el grado de lesión en el cartílago articular es mayor y pretendemos alcanzar un grado de analgesia óptimo, en ocasiones es necesario repetir la infiltración con ozono entre 15-21 días tras el primer tratamiento.
El uso de ozono en combinación con corticosteroides nos proporciona un mayor efecto analgésico, indicado en casos en los que aparezcan cambios radiográficos significativos y/o presenten asociado un mayor grado de cojera.
En ninguno de los casos tratados hasta el momento hemos observado un incremento de la velocidad del deterioro articular debido a nuestra terapia, incluso en algunos casos, cabría destacar un enlentecimiento de la progresión habitual de la enfermedad degenerativa articular, debido al restablecimiento del metabolismo celular y control de los daños causados por daño oxidativo a nivel articular.
En medicina deportiva humana, son muy frecuentes las infiltraciones seriadas de ozono intraarticular (entre 8-15 infiltraciones), continuando con la terapia tiempo después de que hayan desaparecido los síntomas clínicos. Este tipo de tratamiento reporta mejorías muy perdurables en el tiempo y muchos de los pacientes no precisan repetir el tratamiento en el resto de su vida deportiva. Consideramos interesante el planteamiento y la adopción de protocolos adaptados, para la futura aplicación en nuestros caballos de deporte.
Por todo ello, a día de hoy, y con la seguridad de una experiencia de prácticamente 15 años, consideramos esta terapia como una alternativa más que recomendable al uso convencional de los corticoides. Sabiendo que no solo conlleva beneficios de cara a los planes de asistencia a competiciones, si no que a la larga conserva de una forma más saludable el cartílago articular y con ello mejora la calidad de vida de nuestro paciente.